viernes, 31 de diciembre de 2010

LA PURA CULTURA DE LA MUERTE

Por Guillermo A. Maci
Thursday, October 7, 2004 07:30 p.m.
La pura cultura de la muerte Por Guillermo A. Maci Para diario LA NACION. Argentina
http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=641939&origen=premium
Compilado por ClaudioSerraBrun. Comuníquese con DiarioLeido y aporte recortes de prensa documentados con imagen *.jpeg del original, o el link del artículo al siguiente correo: diariosleidos@hotmail.com

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.../Freud decía que, de no ser por la melancolía, la paranoia conduciría por sí misma a la "pura cultura de la pulsión de muerte". Freud no utiliza allí el término que en alemán también significa cultura, pero como creación (Bildung), sino el que indica la cultura como cultivo (Kultur), cosecha calculada del rédito de la muerte. Con esto insinúa la diferencia fundamental entre la cultura de la vida y la cultura de la aniquilación. Muy poco tiempo después de que Freud escribiera esto, se encargaba el régimen nazi de implantar la cultura de la aniquilación, destinada a "resolver definitivamente" el "problema judío".
Pero Freud analizaba los supuestos del acto manifiesto. Por eso se preocupaba de una pulsión, de un sentirse arrastrado a ser ejecutor de la muerte, porque la muerte podía representar el poder omnipotente del amo absoluto: el amo de la muerte (der Herr des Todes), que representa dramáticamente por su poder absoluto la posibilidad de dominar por medio de la aniquilación (Beherrschung).
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/..../ También afirmaba con profundidad Freud (en Psicología de las masas y análisis del yo) que si no se reduce el coeficiente de los celos, la envidia y la rivalidad, el odio hará imposible la coexistencia de la sociedad misma, en todo su alcance. La sociedad del odio es una asociación mortal que, a través del resentimiento, aniquilaría todo aquello que no se resigna a admitir como valor, porque trasciende a las ambiciones absolutistas de sí mismo (el yo absoluto, el yo como un único y absoluto ideal). Entonces, hay que destruir todo lo que no es el espejo de sí mismo como ideal. La cultura del puro poder, el poder que no consiste en la creación, sino en el rencor del resentimiento, tergiversa todos los valores, como pensaba Nietzsche, y transforma el resentimiento y la venganza en el substituto de la lucha por un ideal que va más allá de uno mismo. Entonces, la muerte suplanta a la vida y un poder vacío se instaura como soberano: sólo vale el espejo confirmatorio del yo como único ideal. Por último, todos terminamos por ser victimarios de nosotros mismos y la cultura de la vida (Eros) es invertida en su sentido y transformada en la cultura de la muerte (Tánatos). El soberano absoluto devora a todos los que ceden a su poder omnipotente. Es lo que Hobbes caracterizó como el Estado Leviatán, dándole el nombre de un monstruo marino, citado en el libro de Job. Con toda ironía señalaba Hobbes que, una vez delegado el poder social en el Estado soberano, éste devora a los individuos para sustituirlos.
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/.../ La realidad demuestra en lenguaje trágico las falacias del delirio de la presunción. ¿O acaso la tragedia que hoy nos aqueja no le debe nada al compromiso de quien declara que la cultura no es una prioridad? ¿No representa esta manipulación una violencia intrasocial y colectiva? El poder produce reacciones en el seno de la sociedad y hace imposible comprender incluso los síntomas de la patología social.
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Guillermo A. Maci estudió Filosofía y Psicoanálisis Durante muchos años, estudio y enseñó griego clásico, Lingüística, Antropología, Lógica operacional, Epistemología y Ética. Estos estudios le permitieron volver a analizar las tesis de Husserl y Heidegger y establecer, según su propio enfoque, nuevas bases acerca de los grandes e inasibles interrogantes de la Filosofía y la Psicología contemporánea. Durante ese período, fue profesor en la Universidad de Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata y El Salvador, como también de instituciones psicoanalíticas. Los autores que más influyeron en él fueron Ortega y Gasset, Heidegger, Husserl, Merleau Ponty, Sartre, Freud y Lacan. Asimismo, en el ámbito local, se sintió muy comprometido con la línea de pensamiento de Francisco Romero, Carlos Astrada, Vicente Fattone, Eugenio Pucciarelli. Cabe destacar la figura de Jorge Luis Borges, uno de sus maestros, quien lo deslumbró, tanto por su talento literario como por su faz de pensador. Es autor de obras como La otra escena de lo real (1980); Repetición significante, objeto y marca (1983); El objeto y el otro (1987); El ojo y la escena (1999), que en su conjunto constituyen una crítica filosófico-científica del psicoanálisis después de Lacan. /.../
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(De: http://www.tesera.8m.com/interact1.htm Entrevista a Guillermo A. Maci. Colaboración especial de Carla Gigli para la revista Tésera.)
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Compilado por ClaudioSerraBrun. Comuníquese con DiarioLeido y aporte recortes de prensa documentados con imagen *.jpeg del original, o el link del artículo al siguiente correo: diariosleidos@hotmail.com

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